jueves, 18 de diciembre de 2014

Yo, asesino

Qué hago yo ahora. Me siento como una gotita de agua en medio de una tormenta. La prosa de Antonio Altarriba me ha derribado y dudo que nada que esté en mi mano escribir os pueda transmitir la agudeza de esta obra. Cuando compré este cómic no tenía ni idea de lo que estaba adquiriendo. La primera noticia que tuve de Yo, asesino fue por un artículo que se le dedicó en El Periódico titulado El arte de matar. Yo no suelo leer el periódico (porque soy una joven inmadura y felizmente ignorante) pero por medio de alguna red social fui a parar a la noticia en cuestión y me sorprendió bastante que se hablara de un cómic por aquello de que es un sector relativamente marginal que aun se estigmatiza bastante. El caso es que un par de semanas después me topé con este volumen en el Mercat de Sant Antoni por 14€ (de los 20€ que marca el PVP) y no me lo pensé dos veces. Ya sabéis que tardo mucho en leer lo que compro porque tengo un problema patológico con el consumismo compulsivo pero la portada de Yo, asesino me ha estado gritando todos estos días desde que lo compré y lo he digerido en una tarde. No ha sido una lectura fácil. Nada de devorar ni de leer del tirón. De hecho, casi podría decir que me he atragantado con ella. Se trata de un cómic que le da sentido a la controvertida expresión «novela gráfica» ya que es infinitamente más denso que muchos de los libros que he leído hasta ahora. Yo, asesino es un ensayo sobre la crueldad humana en forma de cómic.


Enrique Rodríguez es catedrático en la Universidad del País Vasco, especializado en la representación del dolor en la pintura occidental. Al margen de sus tareas como profesor de Historia del Arte y conferenciante en múltiples congresos sobre arte, también le gusta ejercer sus propias dotes artísticas moldeando un material algo particular: la vida. Porque, tal y como el mismo nos cuenta nada más empezar su historia «Matar no es un crimen. Matar es un arte».

Nunca ciento treinta páginas dieron para tanto. Empezaba a acostumbrarme al cómic europeo, al BD, con sus clásicas 48 páginas gigantes y a color. Pero Yo, asesino es único en su especie y, repito, es un ensayo en viñetas. Son muchos los temas que llega a tratar Altarriba en este cómic pero el ensayo propiamente dicho gira en torno a un solo tema, el asesinato: su justificación, su belleza, su origen, su heterogeneidad y la moralidad subyacente al hecho de matar a otra persona se abarcan con detalle a lo largo de esta obra.


Enrique no se considera un asesino en serie. Al contrario, cree que los terroristas, los soldados, los regímenes totalitarios son los que realmente cometen asesinatos en serie: (...) idénticos los unos a los otros, siguiendo un protocolo que pretende escenificar la inmutable imparcialidad de la justicia (...) la serialidad es consecuencia del tratamiento industrial de la muerte... algo que sólo produce la violencia sistematizada del poder (...) ¿Por qué sentenciamos al hombre que mata a su mujer al enterarse de que le ha puesto los cuernos pero no al soldado que mata a un extranjero de un país remoto? ¿Por qué ayudamos a un familiar que lo pasa mal económicamente pero no colaboramos con una ONG? Al final todo se reduce al egoísmo de preocuparnos solo de lo que nos es próximo. Por eso Enrique mata siempre a desconocidos, nunca por interés personal, él trata sus asesinatos como arte y un crimen solo es artístico si es gratuito.

Pero Antonio/Enrique va más allá: el instinto de matar está profundamente arraigado en todos nosotros y solo lo reprimimos por conveniencia social. Para ejemplificarlo, el mismo Enrique cita la fábula de Eça de Queirós«En el rincón más apartado de la China existe un mandarín más rico que todos los reyes que nos cuentan las historias y las fábulas. Nada sabes de él, ni de su nombre, ni de su rostro, ni de la seda con que se viste. Para heredar sus inagotables caudales basta con que toques esa campanilla que está a tu lado sobre un libro. El mandarín solamente exhalará un suspiro en los confines de Mongolia. En ese momento será un cadáver. Y tú verás a tus pies más oro del que puede soñar la ambición de un avaro. Tú, que me lees y eres hombre mortal, ¿tocarás la campanilla?»


Pero el guionista va mucho más allá. Si bien la trama gira en torno a la psicopatía de Enrique, se entreven temas de lo más diversos de forma indirecta como el conflicto independentista vasco, la infidelidad, la rivalidad académica y el feminismo, entre otros. Me han interesado particularmente todas las referencias al mundo académico: tesis, financiación, congresos, prestigio, influencias, etc. porque me ha hecho pensar mucho en lo que empiezo a observar en mi vida personal. Claro que la biología y la historia del arte poco tienen que ver pero se repiten esquemas y se me ha hecho todo muy cercano y real, se nota que Antonio Altarriba trabaja en la Universidad.

Curiosa también la re-interpretación de Blancanieves, que debe de ser el cuento más adaptado de la historia y que solo en 2012 recibió tres adaptaciones cinematográficas distintas (Mirror, Mirror, Snow White and the Huntsman y la española Blancanieves) además de protagonizar obras colectivas como Fábulas o Once Upon a Time. Pareciera en un principio que las mujeres de esta obra son tediosas pero tras reflexionar un poco una se da cuenta de que sus contrapartes masculinas no son precisamente mejores y, de hecho, uno de los personajes que finalmente sobresale (para bien) es Cristina en uno de los detalles que hace que el desenlace de esta historia sea sublime.

¿Quién tiene sombra y quién no la tiene?
Aunque aún hay un segundo ensayo en esta novela gráfica, uno mucho más académico que hace referencia directa a la historia del arte, que no deja de ser la especialidad del protagonista. No del guionista que es catedrático en la misma universidad, pero de literatura francesa (el carácter autobiográfico ha de tener siempre un límite cuando se quiere escribir ficción). Así el cómic entero se convierte en un catálogo de cuadros famosos en los que se representa el dolor y la muerte y, más adelante, también en una galería de Body Art. Así contrastan las corrientes más clásicas (que sé que no lo son por definición artística pero no me refiero a esa acepción del término) con las contemporáneas en la magnífica dualidad que constituyen Enrique y Edurne, el último personaje que hacía falta para que el cómic fuera redondo.

Y, hablando de arte, el de Keko es espectacular. Tiene la capacidad de plasmar cualquier escenario que se requiera y nos ubica rápidamente en Madrid, Salamanca, París o la ciudad que se tercie. Dejando de lado las reproducciones de cuadros originales (que son lógicamente digitales), Keko ha hecho un trabajo increíble con la parte que respecta a las esculturas. La idea de hacer el cómic en bitono añadiendo el rojo al usual blanco y negro es perfecta ya que Yo, asesino es una historia de sombras y sangre y Keko se maneja a la perfección con ello.


Lo único que echo en falta es un glosario, un epílogo o una sección por el estilo en que se haga un compendio de todas las obras de arte que aparecen a lo largo del cómic ya que no todas se citan debidamente y es una pena. Para los apenas iniciados en la historia del arte creo que sería una sección de lo más interesante, sobre todo si viniera con comentarios de Altarriba comentando por qué escogió esas obras para ilustrar su historia... y si tienen una lectura entre líneas en el contexto de la viñeta en la que aparecen (que me da a mí en la nariz que al menos algunas sí).

Estoy sencillamente abrumada por tanto talento y maestría, por ser capaz de hilar una historia tan asombrosa de principio a fin sin que le sobre ni le falta nada. No puedo hacer otra cosa que recomendaros su compra, su lectura y su re-lectura. Hacía mucho que no me atrapaba tanto una obra, ni que me impactaba tanto. Yo, asesino ha conseguido remover algo dentro de mí.

4 comentarios:

  1. Joder

    Ya me habías convencido para comprarlo, iba a esperar ya postvacaciones pero después de esto me han venido infinitas ganas de leerlo ya y quiero esperar XD este finde cae
    #hype

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  2. Tiene pinta de dar mucho yuyu... Eso sí, cuando has dicho lo del body art se me ha venido a la mente este de Venom:

    http://1.media.dorkly.cvcdn.com/31/71/e3971a55a8acb260e2c2411f70a05d9f-unbelievable-venom-body-paint.jpg

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    1. Sí, ahora que lo dices es de lo que menos hablo en la reseña pero, evidentemente, la trama principal del cómic es el recorrido criminal del protagonista que va cometiendo (y rememorando) varios asesinatos a lo largo del mismo. Pero está todo tan bien integrado que casi se te olvida que, en realidad, estás leyendo un thriller.

      Una pasada la imagen del link aunque yo andaba pensando en cosas más del estilo de Marina Abramović...

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