lunes, 12 de octubre de 2015

Domingo 13: Schönbrunn

El domingo, a pesar del cansancio acumulado, decidí ir andando hasta Schönbrunn, previa parada en Westbahnhof, lo que se traduce en una caminata de una hora para cubrir aproximadamente 5km a las ocho de la mañana. Aunque mi apartamento estaba muy cerca de la estación, me las arreglé para equivocarme de camino así que hice un rodeo bastante tonto tanto fuera como dentro de la estación (ahora mismo y mirándolo con perspectiva, me doy cuenta de que no fue nada pero el domingo lo vi como un drama y como una forma pésima de comenzar el día...). Eso sí, me quedé mucho más tranquila habiendo comprado "con tiempo" el billete para Innsbruck que, encima, me salió más barato que si lo hubiese comprado por internet.


Al salir de la estación ya fue caminata sin descansos hasta llegar al Palacio de Schönbrunn, residencia de verano de la dinastía Habsburgo durante siglos. No tengo ninguna foto del interior porque estaba prohibido hacerlas y yo, muy ingenuamente, dejé la cámara de fotos en la taquilla sintiéndome muy inteligente por ahorrarme el peso durante la visita. Ese orgullo pronto se convirtió en ganas de darme cabezazos contra la pared cuando me di cuenta de que todo el mundo estaba haciendo fotos de extranjis pero en fin, esos nervios que me ahorré y un motivo más para volver a Viena.

La fachada de los castillos modernos no es muy glamurosa
Ya que no tengo fotos, voy a probar a contaros con mil palabras lo que no puedo contaros con una imagen. El palacio es... grande. Y una clarísima atracción turística. Está muy masificado, cuando compras la entrada viene con la hora a la que puedes/debes entrar y una audioguía en tropocientos idiomas (castellano incluido) con un breve mensaje para cada sala que permite a los organizadores calcular que la visita conlleva unos 40 minutos (50 si coges el tour "largo" con el que ves algunas salas extra). Aun así, todas las salas están siempre llenas de gente pero eh, siempre puede ser peor, siempre podéis coincidir con la clásica visita en grupo de asiáticos (como me pasó a mí). Algo que me alucinó bastante es que la gente en general va escuchando la audioguía y cuando se acaba la pista, pues nada, a la siguiente sala. No sé, ya que estás allí y que has pagado la entrada (12,90€ el tour normal y 15,90€ el que es un poco más largo) lo mínimo es que disfrutes de la vista, de la decoración, que te pares a pensar en dónde estás y quiénes han pasado por allí antes que tú...

Google delivers
Básicamente, la historia que cuenta la audioguía es sobre los emperadores y emperatrices que habitaron el palacio centrándose en chismes y detalles más bien frívolos sobre amoríos y favoritismos. Me quedé con la impresión de que María Teresa fue una mujer muy carismática con las cosas muy claras mientras que Elisabeth (que quizá os suene más por su apodo Sisi) era más bien caprichosa y algo peculiar. De tanto en tanto van metiendo cuñas publicitarias para que visites también el Hofburg, la residencia imperial, y otros espacios vieneses dedicados a la monarquía de los Habsburgo y, sobre todo, a la figura de Sisi. Una particularidad del palacio en la que el comentador hace mucho énfasis es en la decoración al gusto de muchas de las salas, ya que varios de sus nobles huéspedes contribuyeron en el diseño de sus propios aposentos, una decisión poco común en la época/contexto. Desgraciadamente, como he dejado pasar tanto tiempo desde mi visita hasta la redacción de la crónica (prácticamente un mes) no recuerdo mucho más del interior del palacio...


Algo que os recomiendo incluso si no os interesa entrar al palacio es acercaros de todas formas a Schönbrunn y visitar sus jardines, enormes, cuya entrada es gratuita. Es una suerte de parque gigantesco, muy bien cuidado, muy señorial, donde los vieneses aprovechan para pasear y entrenar. Además del palacio, encontraréis un laberinto, otra Palmenhaus (muy similar a la del centro pero sin mariposas), la Wüstenhaus o casa del desierto con toda una colección de cactus y el zoo, entre otros; todos ellos de pago eso sí.


Y, por supuesto, no me pude resistir a ir al zoo como buena adoradora hipócrita de los animales que soy. En mi defensa diré que el zoo de Viena es el más antiguo del mundo, que sus instalaciones son realmente amplias y bien acondicionadas y que sus animales exhibían comportamientos mucho más sanos que los de otros zoos que he visitado, como el de Barcelona. Tengo unas 250 fotos hechas en algo menos de cuatro horas de murciélagos, flamencos, guepardos, lemures, diversas especies de simios, koalas, pingüinos y, sobre todo, a un panda rojo que no dejaba de trepar arriba y abajo por los árboles con lo que básicamente le fotografié la cola unas veinte veces y, de milagro, en una sale más o menos de cara.


Algo que me gustó especialmente es una sección dedicada al Tirol austriaco que, aunque dentro del recinto del zoo, está alejada de todo lo demás y a la que se accede por una pasarela elevada (que con tanto crío correteando arriba y abajo se movía más de lo deseado). En esa zona hay un par de casas muy pintorescas y básicamente animales de granja como vacas, cabras, ovejas y... ¡abejas! Aunque lo que yo más disfruté fue una ardilla que estaba en medio del camino hacia allí a la que pude fotografiar justo antes de que unos niños la espantaran.


Después de asegurarme de haber visto el zoo entero (solo me salté el "insectario" o cómo se diga en castellano y parte de las aves), incluyendo la decepcionante tienda, salí de nuevo a los jardines sin fuerzas como para subir hasta la glorieta (decisión de la que me arrepiento MUCHO) pero sí como para ver por fuera la Palmenhaus (ya había gastado demasiado entre el palacio y el zoo, no estaba como para pagar para ver plantas también).


Cuando di el día por terminado eran solo las tres y media de la tarde pero como realmente no tenía energía para hacer nada más, me arrastré resignada hasta el apartamento (una hora que se me hizo muy lenta) y me pasé toda la tarde vegetando, pensando en qué hacer el lunes y haciendo la maleta. No me enorgullezco de haber malgastado así mi tiempo de vacaciones pero la verdad es que me sentaron muy bien esas horas extra tirada en la cama. Para acabar por hoy, os dejo con una foto de la peculiar fachada de un edificio que vi de casualidad al volver de Schönbrunn. Quizá no es gran cosa pero para mí ya hizo que valiese la pena haber decidido ir caminando todo el día.


2 comentarios:

  1. que guapo pinta el palacio por dentro... y me parece genial que con la entrada te den una audio guía! nunca he usado ninguna (aunque WTF que hablen de cotilleos y cosas en vez de, no se, algo más interesante¿?¿)

    el turismo es destructivo y hace falta dormir mucho al llegar a "casa" xD

    quiero ir a viena

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    1. Challenge accomplished! He conseguido que alguien quiera ir a Viena a raíz de mis crónicas, minipunto para mí ^_^
      ((ignorando al 100% la posibilidad de que ya quisieras ir a la ciudad antes de leer mis entradas claro))

      Lo alarmante es que había viajado bastante en los últimos años y nunca antes me había pasado que a media tarde ya estuviera tan derrotada como para no ser capaz de seguir con el turisteo. Me hago mayor =')

      Pensándolo fríamente, cuando uno indaga sobre la nobleza o te pones a hablar de guerras y pactos o de líos de faldas y cosas por el estilo... y está claro qué resulta más entretenido al turista medio. Desde la decoración del palacio y cómo se caldeaban las habitaciones o cómo lo hacían para que la comida llegara caliente desde la cocina hasta el comedor hasta cuántos hijos tuvo María Teresa, cuál era su predilecta, qué dieta hacía Sisí, lo mucho que despreciaba la institución del matrimonio... una mezcla un poco bizarra ahora que me fijo!

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