sábado, 11 de mayo de 2013

Si tú me dices ven lo dejo todo... Pero dime ven

Como no podía ser de otra forma, una vez empecé a leer ya no pude parar. El juego de Ender me ha devuelto el placer de pasar las páginas de un libro y tengo una buena montaña de ellos esperando en mi habbitación...


Cuando leí Todo lo que podríamos haber sido tu y yo si no fuéramos tu y yo me quedé con la sensación de que era uno de los libros más raros que había leído en mi vida y con ganas de ver si era algo puntual de esa novela o si es que Albert Espinosa escribe siempre así de raro.
Nunca me he caído. No sufras. Antes de enseñarme a caminar con la pierna, me enseñaron a caer. Todo en la vida debería ser así. Primero caerse y luego caminar.
Ahora veo que esa narración tan curiosa es su firma y que esa trama construida a partir de pequeños detalles y grandes frases lo identifica. Me queda pendiente Brújulas que buscan sonrisas perdidas para acabarlo de confirmar pero con estos dos libros creo que es bastante determinante.

Dani se enfrenta a una ruptura anunciada y llevado por el dolor acepta un caso problemático rompiendo todas sus normas internas. Pero la tristeza por haber perdido a un ser querido le hace desentenderse del trabajo y acaba hurgando en sus recuerdos más significativos: la muerte de sus padres, el día en el que conoció al señor Martín y su escapada a Capri en la que conoció a George.

De esta manera, el narrador va alternando mini capítulo a mini capítulo fragmentos de varios momentos importantes de su vida mientras se dirige, por segunda vez, a Capri. Y por supuesto, siempre se va dejando lo más interesante para el final.

En cambio, apenas aborda la actualidad y eso hace que, para mí, el libro pierda puntos. Porque de acuerdo que la gracia de esta novela es ese tono tan intimista que tiene pero no deja de contar una historia que resulta de lo más superficial y vacía con un final anodino.
Hay veces que una pareja arrastra tanto que ni el amor es suficiente
Me pregunto cuánto hay de autobiográfico en esta historia y si a Albert Espinosa le han marcado mucho diversas personas ancianas a lo largo de su vida pero uno de los mensajes que refleja para mí este libro es lo llenas de vida que están las personas a las que menos les queda para morir.

Otro detalle que no me ha acabado de gustar, pero esto ya es a título personal, es que me ha parecido más un libro de autoayuda que una novela y yo buscaba esto segundo al comprar el libro...
Leí una vez un estudio que explicaba que el corazón de una persona no para de latir a toda velocidad desde que entra en un aeropuerto. Lo increíble del estudio es que lo que menos altera las pulsaciones es el viaje en avión propiamente dicho y lo que más, el colocar la maleta de mano. La importancia de que nuestra posesión esté segura cerca de nosotros. Y lo ideal, como siempre, es que resida encima de nuestra cabeza.
En resumen, es una historia curiosa, íntima y personal que hará las delicias de los y las fans de Albert Espinosa y de la que es muy posible que puedan disfrutar todos aquellos que se sientan un poco perdidos. No se la recomiendo a los que busquen una historia de acción o huyan como de la peste de los libros de autoayuda.

A mí me ha gustado lo suficiente como para querer conservarlo pero aun me pesa un poco la decepción de que no ha resultado ser lo que yo me esperaba.

5 comentarios:

  1. Me parece que este libro y yo no nos entenderíamos...

    Un saludo guapa!

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  2. Yo creo que es cosa suya, que intente escribir novelas (o no...) y le salgan cosas que pasan por autoayuda. Yo sólo he leído un libro suyo y fue ese aspecto lo que no me gustó.
    Creo que lo prefiero de guionista.

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  3. Pues tengo éste pendiente aunque ya había leído opiniones parecidas a la tuya. Lo leeré antes o después pero voy con bajas expectativas =/

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  4. Me desespera. Es como que su narración me pone de los nervios pero de pronto tiene frases que me pueden ayudar en mis propias historias y creo que siento amor-odio hacia este señor.

    El último libro es una bestiada de puntos suspensivos. Te lo prometo. Llevo 137 páginas con por lo menos dos puntos suspensivos en cada una. Y cuando estoy a punto de odiarlo suelta algo que me gusta y ya no puedo odiarlo del todo; pero va a dosis, lo justo y necesario para que siga leyendo, y cuando empiezo a desesperarme ¡zasca!, otra escena que me dice ÑAMPA. Escribo genial, I know.

    Por ahora no sé qué carallo tiene que ver el resumen de dos frases de la contraportada con la historia, pero bueno xD

    Me he dejado para el final el primer libro que te has leído de él porque he visto que hay pocos puntos suspensivos (sí, acabaré pillando fobia jajaja). Y ya veremos. Lo bueno es que se lee en una patada (aunque este me está costando por... ¿lo adivinas otra vez? Por los puntos suspensivos del demonio xD).

    Algo que tampoco me gusta mucho es que los flashbacks sean tan aleatorios y vayan tan a trozos. No sabría exactamente decirte de qué manera me parecen más adecuados, porque ahora mismo no se me ocurre ningún ejemplo, pero he visto flashbacks mucho mejor puestos.

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  5. No sé si ya te lo dije en tu anterior reseña de un libro de Espinosa, pero no termina de llamarme sus historias o lo que cuente en ellas... no sé hasta que punto los libros de autoayuda me gustarían, aunque todo es probarlo, claro.

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